¡Mi hijo no se queda quieto!
Esta es una frase muy común entre los padres y representantes de niños entre los 2 y los 11 años. Ciertamente existen niños que presentan un nivel de intranquilidad fuera de los límites normales, tenemos que tener presente que existen diferentes trastornos psicológicos por los cuales un niño no puede controlar esa cantidad de energía. El trastorno del cual hablaremos hoy se llama “HIPERACTIVIDAD” que no es más que un trastorno de la conducta de los niños, descrito por primera vez en 1902, por Still. Se trata de niños que desarrollan una intensa actividad motora, que se mueven continuamente, sin que toda esta actividad tenga un propósito. Van de un lado para otro, pudiendo comenzar alguna tarea, pero que abandonan rápidamente para comenzar otra, que a su vez, vuelven a dejar inacabada. Esta hiperactividad aumenta cuando están en presencia de otras personas, especialmente con las que no mantienen relaciones frecuentes. Por el contrario, disminuye la actividad cuando están solos. Algunas conductas que podemos observar fácilmente para saber si mi hijo posiblemente es hiperactivo son: Constante movimiento de manos y pies, dificultad para permanecer sentado si se requiere, dificultad para seguir instrucciones, dificultad para esperar su turno, dificultad para llevar a término algunas actividades, parece no escuchar cuando se le habla, actúa por impulso, se puede exponer a peligros sin medir las consecuencias, puede ser mandón o introvertido, suele no prestar atención a detalles, puede presentar dificultad para organizar tareas, interrumpe conversaciones, problemas de sueño, dificultades de adaptación y fracaso escolar. Otro de los elementos que se tiene que evaluar es la estabilidad familiar, como se están manejando esas relaciones y si existen elementos que aumenten en determinado momento la conducta del niño, también es normal que el niño se comporte peor frente a los padres o con uno de ellos, esto tiene que ver con la concepción del niño con respectos a la disciplina. Para mejorar esto y conocer si mi hijo realmente presenta este trastorno, lo mejor es ir a un especialista y luego seguir los pasos que nos indiquen, pero algunas recomendaciones generales serian: Asegúrese de mantener el contacto visual con el niño, sobre todo cuando se le solicita algo o se reclama por algo, evitar dar órdenes múltiples: divídalas en pequeñas tareas por encadenamiento, de las instrucciones de manera clara y concisa previo a las acciones, si es necesario repita las instrucciones varias veces de manera amistosa, ayúdelo a sentirse cómodo, no castiguen al niño con actividades académicas o escolares, buena hidratación, deporte, dieta baja en azúcar y harina. Estas son algunas de las recomendaciones, en muchos casos es necesaria la evaluación neurológica para el mejor control del caso.
Psic. Anibal Ortiz
@ortizanibal